MI ESTIMADA Y QUERIDA AMIGA

 Mi estimada y querida Cuqui/Cookie/Eneid/profesora Routté/amiga... :

Escribir de ti es escribir de mí; somos múltiples aunque a veces no lo creamos. “Cream of the crop” somos –al menos de “our crop”– con otros amigos queridos que ya no están. Pronto, porque los años pasan pronto, no estaremos y así tiene que ser. ¿Qué quedará de nosotros? Desaparecerá la extensa novela de nosotros que en la memoria tenemos – nuestro Cuarteto de Alejandría y sabes que cito a Arturo. Quedarán mis poemas y tus artículos que debes sacar en un libro, repasados y mejorados si quieres. Debes publicarlos todos. El criterio debe ser la inclusión.

Lo mejor de nosotros siempre ha estado en lo que escribimos y en lo que pensamos cuando pensamos, pero esto se pierde si no llega al papel. No está en lo cotidiano, ese cuerpo donde transcurre la vida. Está en lo otro, en lo demás, en el espíritu. El cuerpo ya pide tregua pero el espíritu quiere más, exige más. Somos solitarios y por eso pensamos mucho; hacemos lo que se llama vida interior que no es el mundo. Pero es la vida que más y más vivimos en la grata solitariedad de nuestros días.

Hemos sido testigos de muchas cosas en este pequeño país nuestro que más y más no siento mío. ¿Te pasará lo mismo? El tema es inabordable porque agotaría todos los otros y hasta a nosotros mismos. Hemos visto al país de cerca y a distancia, desde la calle pública y desde la torre privada; ni la tuya ni la mía fue de marfil. Todo lo que he visto está en mis poemas, todo. He llegado a sentir que he escrito sobre todas las cosas de que pudiera escribir, y aún sigo escribiendo. Como periodista has escrito sobre lo que has visto y te parece importante, por lo que todo lo importante está ahí, o casi todo. Yo también escribo de lo que me importa, pero de lo que me importa a mí. Por eso me sorprendo cuando a otro le parece importante. Quizá el periodista tiene que escribir de lo que cree que importará a los demás. ¿Qué es un periodista? Explícamelo, y yo trataré de explicarte lo que es un poeta. Quizá lo sepamos ya, pero nos daría otra oportunidad de continuar nuestra ya larga conversación.

Una de tus muchas personas era aquella elegante anfitriona de la Calle Tetuán en tu magnífico apartamento sobre la tienda de bicicletas del papá de Yuyo Blanco compartido con Lorelei. Tengo gratos recuerdos de las muchas reuniones durante esos años que parecían inagotables. La vez que llegó Rodón a tu puerta un poco sin aliento después de remontar la larga escalera y estábamos en la misma entrada Arturo, tú y yo. Nos presentaste y en un instante Arturo y yo cuajamos una conspiración con la mirada y nos hicimos como que no sabíamos quién pudiera ser ese señor Rodón. Pancho disimuló su furiosa indignación acusándonos de irónicos. La vez que pasé un rato largo en tu apartamento conversando con Gregory Rabassa sobre cómo tradujo cierta frase de Cien Años de Soledad. La vez que me invitaste a que te ayudara a hornear un pato. La invitada de honor era Nilita –tu gran amiga–  que llegó exageradamente temprano, vestida de ropa tejida, blanca, sombrero y todo. Parecía un botincito de bebé. Te estabas duchando y tuve que atenderla en atuendo de cocinero: delantal sucio, rostro sudado. Me presenté pero creo que Doña Nilita no me creyó porque me miraba de arriba a abajo, como si yo estuviese tomándome libertades impensables para un sirviente. Por fin saliste de la ducha esparciendo gotitas con el pelo y me presentaste: licenciado Flax... poeta...etc., pero la licenciada Vientós Gastón tampoco te creyó porque seguía mirándome de arriba a abajo. Creo que se escandalizó sub silentio cuando me senté a su lado unos momentos, pues mis labores en tu cocina incómoda y hacinada, no habían concluido. La vez que te acompañé al Ocho Puertas a oír a Lucy Fabery y se acercó a saludarte Maurice Ferré cuando era alcalde de Miami. Son muchos los recuerdos. Te los agradezco  tanto.

Otra de tus personas es, y siempre fue, la buena amiga exigente y provocadora que no me deja pasar una. Contigo tengo que estar siempre alerta, “sharp”, a la altura de lo que esperas de mí que es más de lo que espero de mí mismo. Recuerdo las muchas conversaciones salpicadas con juegos de palabras complicados y alusiones a veces bastante rebuscadas, conversaciones que mejoraban luego de haber comido, bebido y fumado, como se hacen esas cosas cuando se es “young and easy under the apple boughs”, es decir, inmortal. Cuánto conversamos en tu apartamiento de Tetuán, en la casa de Arturo en Trujillo Alto, y en casa de Don Pepe y Doña Jane donde te conocí hace más de cuarenta años. Estabas tensa como cuerda de violín; en eso no has cambiado mucho.

Hoy sabemos que veinte años no es nada, que cuarenta años no es nada. Sobrevivimos, hemos hecho muchas cosas y creo que aportamos. Ahora te piden que reúnas tus artículos periodísticos. Claro que sí, desde luego que sí, siempre has sido generosa. Esos artículos son tu aportación a los que no te conocieron, revelan tu importancia para este paisito nuestro y la influencia que en él hayas podido tener. La Editorial de la UPR me ofreció reunir mis poemarios en un tomo y recién los ha publicado. Es lo que quedará de nosotros. Tus artículos y mis libros son regalos que le hacemos a los que vendrán. Nuestra huella en este suelo maltratado.

Ya en nuestra sexagenariedad somos famosos entre amigos y amistades, cabezas de ratón, pecesitos grandes en charco pequeño, buenos escritores de provincia que aún tienen cosas que hacer. Enhorabuena.

Te envío un abrazo amoroso.  Tuyo siempre,


Hjalmar
19 de noviembre de 2009
Miramar


 



Portal creado por JIVEFLASH.COM